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María, llegaba a la adolescencia
y era toda una odisea
por los cambios que se daban
en su mente y en su cuerpo...
Había crecido un poco
y era la más alta de la escuela
cursaba el sexto grado
y aún jugaba con muñecas.
A pesar que se le explicaba
no quería entender
le gustaba más ser una niña
que convertirse en una mujer.
Los pechos se mostraban
tan grandes como unos melones
trataba de disimularlos
jorobándose un poco.
La cintura se le notaba
un poco más reducida
las caderas redondeadas
con el paso de los días.
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El rostro brotado
por un acné pasajero
anunciaba la llegada
de la no tan esperada menarquia...
Los padres la aconsejaban
del cuidado que debería tener
cuando se desarrollara
y fuera toda una mujer.
Así daba el salto
a la plena pubertad
para vivir la adolescencia
como una doncella y nada más.
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