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Desde las seis de la tarde
los muchachos de aglomeraban
en el parque de la plaza
para iniciar los juegos.
La pájara pinta, la lata,
la tiene y la cinta;
la indecisión no los dejaba
escoger cuál sería...
Mirón mirón, el florón,
el football o el beisball
aún no decidían
cuál jugarían...
No se ponían de acuerdo
en lo que querían jugar
perdían más de una hora
en poder consensuar.
A muchos se les agotaba
la paciencia mientras esperaban
y decidían por lo tanto
mejor, contar un cuento.-->
Luego del cuento,
aún quedaba tiempo
para disfrutar en ronda
cualquiera de los juegos.
La noche finalizaba
jugando a la rayuela,
la cual la habíamos marcado
con tiza y con una regla.
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