Pedacito de tierra
que emergió para unir
de Norte a Sur
y así servir.
Comunicando a los pueblos
el terruño querido,
benefició a la humanidad
con altiva proeza,
siguiendo el camino
de gente sincera,
trabajadora y honesta.
Cumpliendo el destino
que parecía escrito,
de una verde tierra
y de aguas muy cristalinas.
La lucha incansable
que el pueblo seguía,
traducido en hogaño
de fervor por la conciencia.
Generaciones completas
dejaban el rastro
de una lucha sincera,
contra quiénes se oponían.
Emprendimos el filo
con tenacidad y fuerza,
poniendo la sangre
aunque la muerte significara.
El bastión de lucha,
con clamor a tierra
lo seguimos conjugando
con el amor por la cebadera.
Las cutarras, las polleras
y las comidas de la abuela,
con idiosincrasia férrea
trabajamos por la tierra.
Ese amor por la patria,
que siempre será infinito
porque a raíz del Grito
cuando suena una corneta
se anuncia la esencia
de la patria libre panameña.
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