jueves, 7 de octubre de 2021

La Universidad de Panamá y sus aportes al desarrollo nacional, por Venicia Chang, docente

Durante la década de 1920 el pensamiento social panameño (Sindicato General de los Trabajadores, Liga del Movimiento Inquilinario y Acción Comunal), alcanzaba madurez y a pesar de los grandes embates que se sucedían producto de la crisis económica y social que afectaba a nivel global, en la mente de ilustres hombres, se concebía la idea de crear una casa de estudios superiores que fuera la formadora de hombres y mujeres que por diversas causas no podían asistir al extranjero en busca de sus sueños. En ese escenario, mediante el Decreto N°29 del 29 de mayo de 1935 y bajo la administración de Don Harmodio Arias Madrid, se creaba la Universidad de Panamá; misma que sería inaugurada el 7 de octubre de 1935, una institución destinada a la enseñanza superior con el objeto de formar profesionales, y que a lo largo de su historiografía han contribuido con el desarrollo nacional. 

Hoy celebramos el 86 aniversario de la casa de estudios superiores del pueblo panameño. Una universidad de carácter público reconocido, con autonomía, cuenta con 311 carreras (171 pregrados y 140 postgrados); tiene 19 facultades; 89,598 estudiantes matriculados y 4,155 docentes, distribuidos en los 10 Centros Regionales Universitarios, 5 Extensiones Universitarias y 27 Programas Anexos. Brinda servicios a la comunidad universitaria, desarrolla programas de extensión, proyectos de investigación y asistencia a la población. Desde su inauguración hasta el 2020, ha aportado al mercado laboral 277,791 profesionales en diversas áreas del conocimiento. 

La Casa de Méndez Pereira ha tenido que enfrentar a gobernantes inescrupulosos que quisieron silenciar el pensamiento social y el derecho de los pueblos a expresarse, lo que condujo en ocasiones al cierre de la institución de estudios superiores. No podemos olvidar las medidas severas que en 1968 y a finales de la década de los ‘80, tuvo como objetivo liberar al mando de las constantes críticas y presiones de la Universidad de Panamá, por lo que esta fue clausurada y se expulsaba del cuerpo docente y del estudiantado en general, a todas aquellas personas que parecían un peligro para la paz y estabilidad del nuevo gobierno, y seguía poniendo su cuota de sacrificio para que culminaran los 21 años del régimen militar y de esa manera poder alcanzar mejores días para su pueblo. No obstante, no se puede dejar de mencionar la participación de esa vida universitaria en la lucha generacional por la soberanía panameña en todo el territorio nacional. 

La universidad ha sido siempre el bastión de lucha para que los gobiernos que se han sucedido en la vida democrática del país no pierdan la perspectiva que se deben al pueblo que los eligió, a la vez que, por su apertura y el respeto por todas las ideas, ha participado en los grandes consensos y de toma de decisiones en temas de trascendencia para el país. Esa mística de nuestra universidad, realizando grandes aportes, al no permitir en éste, tiempo de pandemia, el cierre de sus labores y con el único propósito de seguir jugando su rol como lo establece la Constitución.

Ante la grave crisis sanitaria, la resiliencia mostrada por todo su personal administrativo y docente, siguiendo mandato de los órganos de gobierno, con el único y firme propósito de no dejar a nadie atrás y buscar los mecanismos necesarios para que la exclusión provocada en sectores educativos no trascendiera en la educación pública superior. Más que un reto, una odisea porque los universitarios nos tuvimos que enfrentar a los retos que planteaba la nueva virtualidad. Con pasos firmes seguimos caminando con la seguridad de mejores días para toda la familia universitaria, extrañando a esos compañeros que partieron antes y que dejaron su legado en las aulas de esta institución. A pesar de las adversidades, es propicia la ocasión para felicitar a todos los miembros de la Casa de Méndez Pereira por otro aniversario.

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