Ojitos humedecidos pueden reflejar el dolor
de la mujer de mis poemas que llora a su hijo que murió.
En la sala de urgencias poca luz ya refleja
intubado en silencio se desvanecen sus sentidos.
La mujer de mis poemas llora a su hijo sin parar
una corona que no reina se llevó a su vástago a la eternidad.
Sin aliento ha quedado ante la bruma que aflora
perdió la serenidad ante el dolor que la agobia.
Perdió el hálito mi madre cuando pudo conocer
de la muerte de sus hijos y que no los pudo ver.
El dolor la estremece, la melancolía acoge su ser
le pido a la Providencia que la reconforme en su fe.
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