Cada 20 de agosto se
conmemora en Panamá,´ el día del Diplomático Panameño y el del Relacionista
Internacional en honor al gran ilustre estadista, escritor y diplomático Dr.
Ricardo J. Alfaro.
Tal vez para algunos
desconocidos, el Dr. Ricardo J. Alfaro se le considera el padre de la
diplomacia panameña. Ciudadano ejemplar que, a lo largo de su vida, se desempeñó
en la función pública del Estado sirviendo como Cónsul General en Barcelona,
España (1908); Consejero Jurídico de la Legación de Panamá en Washington,
Estados Unidos de América (1912); Enviado Extraordinario de Panamá en
Washington, Estados Unidos de América (1922-1930); Presidente de la República
de Panamá (1931 y luego del golpe de Acción Comunal en 1932); Ministro
Plenipotenciario de Panamá en Estados Unidos de América (1933-1936); Ministro
de Relaciones Exteriores de Panamá (1945).
Sus aportes en la lucha por la
soberanía panameña quedaron sentados para la historia en las diversas mesas
de negociaciones en donde participó, la que culminaría en 1926 con el Tratado
Alfaro-Kellogs y en 1936, con el Tratado de Amistad y Cooperación, mejor
conocido como el Tratado Arias-Roosevelt. Para el año de 1947, siendo canciller,
decide renunciar porque consideraba lesivo extender un convenio de bases
militares (Tratado Filós-Hines).
Sus aportes no solo se dieron
a nivel nacional. El Dr. Alfaro se caracterizó por creer en la defensa de los
derechos humanos. Como internacionalista realizó grandes aportes en la redacción
de la Carta de las Naciones Unidas (creada en octubre de 1945), formó parte de
la Comisión de Derecho Internacional que fue la que tuvo el trabajo de redactar
la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Condecorado por sus
aportes fue elegido para formar parte de la Corte Internacional de Justicia,
con sede en La Haya, Países Bajos (1958), y llegó a ocupar el cargo de Vicepresidente
de esta instancia judicial (1964). No cabe la menor duda de los grandes
aportes realizados por el Dr. Alfaro y el gran legado dejado en materia de la
lucha por los derechos humanos.
Desde la fundación de la Universidad de Panamá (1935), siempre ha sido y ha servido como escenario propicio para el desarrollo de nuestro país (y sigue sirviendo hoy día), cuando, en el año 1951, por gestiones del Dr. Ernesto Castillero Pimentel se funda la Escuela de Relaciones Internacionales consolidándose así como la formadora de funcionarios de la Carrera Diplomática.
Desde la fundación de la Universidad de Panamá (1935), siempre ha sido y ha servido como escenario propicio para el desarrollo de nuestro país (y sigue sirviendo hoy día), cuando, en el año 1951, por gestiones del Dr. Ernesto Castillero Pimentel se funda la Escuela de Relaciones Internacionales consolidándose así como la formadora de funcionarios de la Carrera Diplomática.
Este año, celebramos la
conmemoración del Día del Diplomático en el marco de un recién instalado gobierno y en donde
muchos profesionales siguen esperando la oportunidad de poder trabajar en el área
en la cual se formaron. En los últimos años se dio la mayor apertura para profesionales de las relaciones
internacionales, realizando concursos públicos de ingreso y logrando ampliar el número de
diplomáticos de carrera a 130 en la actualidad. No obstante, a pesar de los años transcurridos, de existir muchos profesionales preparados, sigue siendo el servicio exterior, el botín político de los gobiernos que asumen el poder.
Queda seguir exigiendo que
nuestro servicio diplomático y consular se fortalezca con más
profesionales idóneos para que cubran las posiciones tanto del servicio
exterior como de la Cancillería y una ley de idoneidad que le garantice a los profesionales de las relaciones internacionales el pase directo a la Carrera Diplomática.
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