Por Venicia Chang y José Ulises Lescure (docentes universitarios)
El Tratado de Versalles (1918), impuso a Alemania
no tener ejército, el pago de deudas por daños ocasionados; el surgimiento del
nacismo y del fascismo; las tensiones en el Pacífico Asiático, la ocupación de
Indochina, el expansionismo japonés, la invasión alemana a Polonia (1 de
septiembre de 1939); son causas directas e indirectas de la II GM.
Polonia, como zona de influencia, estuvo en la mira
de alemanes y soviéticos (Pacto Ribbentrop-Mólotov). La invasión al Dánzig por Alemania,
desató la mayor conflagración mundial conocida, ocasionando que Francia y Gran
Bretaña le declararan la guerra. Un escenario con dos bandos, el Eje y los
Aliados.
La II GM, implicó a la mayor
parte de los países del mundo, se combatió en tierra, en Europa, Asia y África,
y en todos los océanos. La guerra (1939–1945) produjo consecuencias, como la
devastación europea, la muerte masiva de entre 55 y 70 millones de personas (campos
de exterminio y de trabajos forzados), conllevó el inicio de la guerra fría; la
división de Alemania y el inicio de los procesos de descolonización.
En el 80 aniversario del inicio de la II GM,
recordamos hechos que llevaron a perder el mayor bien jurídico tutelado, la
vida. Por ello hoy, aprender del pasado es una tarea de todos. Los cambios en
la sociedad internacional que se han gestado, han ocasionado nuevos paradigmas.
La agenda global es heterogénea, con retos, como seguir cumpliendo los
postulados de Naciones Unidas en el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacional; en cuanto a la política global y de carácter multilateral, los
gobiernos deben tomar acciones para poder cumplir con los ODS; el creciente
unilateralismo de las grandes potencias; la democracia frente a los retrocesos;
el cambio climático, la destrucción del Amazonas y las amenazas al
medioambiente; la falta de políticas energéticas concretas; la guerra comercial
chino-estadounidense; la seguridad internacional frente al terrorismo; el
combate del crimen organizado y el apego, observancia y promoción de los
principios del derecho internacional; la guerra en Siria en su noveno año; el
tema de armas nucleares como pretensión que a muchos países no le interesa; el
abandono de potencias nucleares al Tratado de Desarme y las posibilidades de una
nueva carrera armamentística; la migración y los refugiados como grandes
problemas mundiales; la lucha contra la corrupción en todas sus formas y las
ayudas oficiales para el desarrollo.
Panamá debe encomiar esfuerzos para cumplir con la
Agenda 2030, emprender luchas para seguir resguardando nuestro patrimonio; que
todos entendamos la relación ambiente y desarrollo. Nos toca definir nuestra política
exterior con base a nuestros intereses nacionales, el resguardo y protección de
los connacionales; en donde las acciones que tomemos sean con independencia y como país
soberano y que podamos conducirnos por sendos caminos de desarrollo.
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